El semillero del mundo
- Pere Serra
- 2 ene 2020
- 4 Min. de lectura
Con un cierto grado de resignación, contaba un día un argentino afincado en Barcelona,
“el problema de mi país es que somos italianos que hablamos español y nos hubiera
gustado ser ingleses, de ahí que no tenemos idea ni de que somos ni de que queremos
ser”. Confusión. Aunque no es exclusiva, ni mucho menos de los argentinos, quizá allí,
han sabido darle un toque exclusivo, diferencial, que hace que éste no saber que somos
ni que queremos ser tenga mayor alcance que en ninguna otra sociedad. Otro día, otro
argentino, se reía de la crisis económica en la España del 2008 “¿Qué va a ser esto una
crisis? Para crisis la nuestra que dura desde que un aventurero despistado dio con Mar
del Plata y sigue hasta hoy”. Tal confusión, tal caos, tiene reflejo en todos los ámbitos
de la sociedad y, como no podía ser de otra manera, también alcanza eso que ahí (y
también aquí) resulta de mayor importancia: el fútbol.

Fuente: hinchadasargs.com / Los NINJAS, hinchas del club
MARADONA Y ARGENTINOS JUNIORS
Argentina tiene dos mundiales, en el 78 Menotti, llevó a campeonar a la albiceleste en
su propia casa. En un mundial que da para escribir no un libro sino una enciclopedia,
Menotti, el defensor del juego de toque y posesión, del futbol como expresión artística
se llevaba un mundial bajo sospecha en el que Argentina no estuvo especialmente bien.
En el 86, Bilardo, la antítesis de Menotti, al que da igual como se juegue pero hay que
ganar como sea, se llevaba otro mundial. Esta vez no había sospechas de ningún tipo.
Había ganado el mejor equipo, el que mejor había jugado. En dos mundiales se definía
la historia argentina. La confusión y el caos se expresaban en el terreno de juego. Lo
que debería haber sido de una manera, terminaba por ser otra y viceversa. El del juego
bello se llevaba un mundial feo, el del juego feo se llevaba un mundial bello. Hay una
trampa en todo ello, algo que permite entender porqué sucedió esto: Maradona.
Volveremos con Menotti y Bilardo pero cuando aparece Diego hay que parar. Maradona
tiene mil historias que contar pero aquí servirá para hablar del equipo en el que debutó,
Argentinos Juniors. Con 16 años, Maradona jugaba su primer partido en primera
división y lo hacía en el equipo de la Paternal. Un equipo histórico que, curiosamente,
vivió los mejores momentos de su historia cuando Diego tomó rumbo a Barcelona.
UN CLUB HISTÓRICO
Aparte de un par de campeonatos nacionales, ganaron una Libertadores y ello les
permitió jugar una intercontinental ante la Juve en un partido del que se puede decir que
no ganaron pero tampoco está claro que perdieran viendo el orgullo que generó entre su
hinchada que un equipo humilde de un barrio humilde pusiera contra las cuerdas a la
gran Juve de los 80. Fue el momento cumbre en la historia del club de la Paternal. Una
historia que empezó en 1904 y que remite, como no podía ser de otra manera, a esa
confusión que se explicaba más arriba. Argentinos Juniors es el resultado de la fusión de
un club: Martires de Chicago, con otro club: Sol de la Victoria. Los primeros,
anarquistas, como indica su nombre homenaje a los mártires de Chicago esos libertarios
ajusticiados por defender derechos laborales. Los segundos, socialistas que con su
nombre homenajeaban el himno socialista italiano “Il solle de la vistoria”. Su fusión en
realidad no fundó un club, fundó una asociación deportiva y la diferencia no es poca.
El futbol hacía ya un tiempo que había llegado a Argentina de la mano de esos ingleses
que algunos hubieran deseado llegar a ser. De la misma manera que sucedió en
Inglaterra, en Argentina, el fútbol empezó como un deporte practicado por la clase alta.
Los grandes hombres de negocios ingleses llegados a Argentina empezaron a fundar sus
primeros clubs, en los que a la mayoría inglesa, poco a poco fueron sumándose las
clases altas argentinas. Pero los burgueses ingleses no llegaron solos. Una buena
cantidad de proletarios llegaron con ellos para trabajar en los negocios que montaron ahí
sus patronos. Y éstos empezaron a plantar la semilla del fútbol entre la clase trabajadora
autóctona dando lugar a otro tipo de fútbol del que nacería nuestro Argentinos Juniors.
Y es por ello que fundaron una asociación. Argentinos no debería ser un simple club de
fútbol, el objetivo era ser una asociación donde los trabajadores y sus familias pudieran
reunirse a practicar actividades deportivas de todo tipo siendo el fútbol la joya de la
corona.

Fuente: Footballtripper.com / Estadio Diego Maradona
Es curioso señalar, volviendo en esta ocasión a Bilardo y Menotti, como bilardistas y
menottistas ya existían desde mucho tiempo antes que nacieran ambos. Desde sus
orígenes, el futbol argentino, influenciado por el futbol inglés, apostaría por el juego
bonito, por la combinación, la posesión, el regate y la gambeta. Y no lo iba nada mal.
Hasta que apareció Uruguay. Con el juego duro por bandera y el objetivo de ganar como
fuera, los uruguayos empezaron a dominar el fútbol latinoamericano llegando a ganar el
primer mundial de la historia. Argentina, cuya rivalidad con la vecina Uruguay ya era
un hecho consumado, empezó, una vez más, a dudar. ¿Qué somos?, ¿Qué queremos ser?
¿Jugamos a ser ingleses o a ser uruguayos?, ¿Menotti o Bilardo?
Como se contestó, o si se llego a contestar, a esta pregunta es otra historia. Lo que
interesa aquí es que, en una nueva contradicción, si un equipo apostó por jugar con la
exquisitez británica por bandera, fue esa asociación fundada por anarquistas y
socialistas para que los trabajadores de Villa Crespo tuvieran un lugar en el que
encontrarse. En una tradición que llega hasta hoy, Argentinos Juniors ha sacado más
talento que nadie en Argentina. Solo el hecho de haber criado a Maradona ya les da el
título, pero ha habido más, muchos más. Por recordar a los más conocidos de las últimas
generaciones de grandes futbolistas otro nombre: Juan Román Riquelme. Y otro más:
Fernando Redondo. Tanto es así que la expresión semillero del mundo como gusta
reconocerse la asociación es difícil discutirla. Que Argentinos Juniors haya sido capaz
de generar tanto y tanto talento y con este talento, a su vez, construir y dar brillo a una
historia tan grande para un equipo tan humilde, quizá solo es posible que suceda en
Argentina. Quizá hay que empezar a pensar que el caos y la confusión es el motivo que
permite generar historias de este tipo. Ahora solo queda esperar a que grande saca
Argentinos Juniors próximamente, porque seguro que alguno está por llegar.
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