Una cenicienta dispuesta a trasnochar
- Marc Ventura
- 25 feb 2020
- 2 Min. de lectura
En las últimas temporadas, la UE Vilassar ha visto cómo se zarandeaban los cimientos del Xevi Ramon con emociones que superan la racionalidad. Este año, ha llegado para dar guerra.

FUENTE: UE Vilassar / Abrazos y jolgorio entre los jugadores tras un gol
Muy pocos osados se atrevían a vaticinar -yo incluido- que la Unió Esportiva Vilassar rendiría tanto esta temporada. Es lógico. Se presentó, una vez más, en la cuarta división del fútbol español como el recién llegado, el ‘novato’, el rival asequible que todos tendrían en el punto de mira. Sin embargo, a muchos les salió el tiro por la culata. Octavos en la tabla, a cuatro puntos del Play-off y con una racha de cinco partidos seguidos sin perder. No contentos con ello, han convertido el Municipal Xevi Ramon en un fortín inexpugnable donde absolutamente nadie se ha llevado los tres puntos. De hecho, los cuatro primeros clasificados ya han saboreado el amargor de volver a casa sin el saco lleno. Pero esto no siempre fue así.
Emociones desbordadas
Con más de 90 años de historia, en 1996 empezaría el cataclismo desorbitado de sentimientos encontrados por parte de la afición de El Maresme: por primera vez, el Vilassar lograba la hazaña de ascender a Tercera División. Allí permaneció tres años, hasta que descendió. A partir de entonces, la entidad inició un baile de ascensos y descensos entre ambas categorías. A través del rabillo del ojo, vio pasar la reconstrucción del fútbol catalán producida en 2011, que cambiaba de formato antiguo de divisiones por el que hay hoy en día. En los últimos 28 años, los‘penja-ases’ han militado 15 veces en Primera Catalana y 13 en Tercera; con hasta 9 cambios de categoría entre ambas. Increíble. Nueve ocasiones en las que los aficionados han vivido la locura desenfrenada del ascenso y la depresión agónica del descenso.

FUENTE: UE Vilassar / Pugna aérea de Carlos Cano -máximo goleador- contra el Sant Andreu (2-1)
Con Alberto Aybar ‘Peque’ en la dirección técnica, el Vilassar ascendió el año pasado como líder del Grupo I de la Primera División Catalana (20 victorias, 9 empates y 3 derrotas). A falta de dos jornadas, el conjunto maresmenc ya era campeón. No obstante, el año anterior venía de un descenso doloroso, afianzando la última plaza de Tercera con tan solo 18 puntos. Lejos de bajar los brazos, el equipo se recompuso y lo volvió a lograr. ‘Peque’, que colgó las botas precisamente en el Vilassar, ha llevado al equipo de nuevo a la cuarta categoría del fútbol español y se ha establecido como un equipo serio, equilibrado y con muchas opciones de pelear por los Play-off contra equipos históricos, con un presupuesto y una plantilla muy superiores. Una utopía que puede convertirse en realidad.
Por tanto, la UE Vilassar ha llegado hasta aquí no como la cenicienta que debe volver a su ‘casa’ antes de medianoche, sino como aquella joven rebelde dispuesta a romper los taconcitos de cristal para correr, bailar y disfrutar durante toda la madrugada.
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