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El United se vistió de demonio

Un Liverpool sin Mohammed Salah pinchó en Old Trafford y se dejó, en el Teatro de los Sueños, sus primeros puntos de la temporada. Sensaciones encontradas para Klopp que vio como el United le dio a probar de su propia medicina hasta que las fuerzas de los "red devils" cedieron.

Fuente: @manutd / El United, con un novedoso sistema, plantó cara a los "reds"


Era sabido por todos antes de que empezara el encuentro que el Manchester United y el Liverpool viven, a día de hoy, realidades muy - pero que muy - distintas. Era un derbi un tanto descafeinado por lo que se podía esperar en cuanto al juego ofrecido por el conjunto de Ole Gunnar Solksjaer frente al todopoderoso equipo de Jurgen Klopp. Quizá, muchas esperanzas de los aficionados del equipo mancuniano pasaban por la lesión de Salah. El egipcio era baja y, ello, penaliza mucho al Pool en ataque.


Sorprendente United con su nuevo sistema

El United necesitaba un cambio de chip. Tocar teclas. Mover fichas. Pero a nadie se le pasaba por la cabeza que Solksjaer iba a probar con tres centrales y dos carrileros y, mucho menos, ante el Liverpool. Lindelof, Maguire y Rojo, quien apenas contaba para el míster noruego, formaron una defensa de tres centrales junto a dos carrileros: Wan Bissaka, por derecha, y Ashley Young, por izquierda. Dos bandas muy ofensivas, pero que se sacrificó de lo lindo para colaborar en tareas defensivas. Un sistema que pudo funcionar, en gran parte, gracias a la baja de Salah, pues permitió centrar la atención de los tres centrales en Firmino y que, Young, constantemente ayudado por Rojo, fijara bien a Mane, quien jugó por banda derecha. Origi, que jugó por izquierda, apenas generó peligro y la marca de Wan Bissaka se resumió en Robertson y sus constantes subidas.

Fuente: @manutd / Wan Bissaka cuajó un gran partido como carrilero

En el doble pivote, Pogba era baja. Fred cubrió su posición. Desapercibido, pero solvente. Mctominay sigue demostrando su buen nivel y su gran criterio a la hora de subir al ataque. Sabe cuando aguantar para sostener a su equipo y cuando sumar para, muchas veces, probar desde lejos.

Pereira enganchó a esa línea de cinco atrás y al doble pivote con los dos puntas referencia: Marcus Rashford y Daniel James.

Estos once jugadores plantaron cara al Liverpool de Klopp. Sobretodo los primeros 60 minutos de encuentro. Presión fuerte arriba que dificultó mucho la salida de balón, una defensa prácticamente hombre a hombre a Mane y contras muy rápidas que el United siempre finalizaba.


Sin Salah, la pirámide se derrumba

Divock Origi. El belga era el encargado de suplir a, nada más ni nada menos, que a Mohamed Salah. El egipcio, baja por lesión, se perdía el mejor partido hasta la fecha de la competición liguera. Klopp, que sabe un poco de esto, decidió sacar el mayor provecho de la situación: Mane al carril diestro. El lateral zurdo del United, ocupado por Shaw o Young, es una de las posiciones más débiles del Manchester y el míster alemán quiso ir a hacer daño, aunque no logró clavar la aguja lo suficiente como para sacar sangre. Alguna que otra herida, pero nada que no cure una pequeña tirita.

El conjunto "red" está acostumbrado a correr hacia adelante, pero no hacia atrás. Y, ahí, sufrió. Fabinho y Henderson no son mediocentros preparados para girarse y salir rápido a cortar la contra. Robertson y Arnold deben recorrer muchos metros para volver a su posición en defensa y Matip y Van Dijk, por muy bueno que sea, no pueden hacerlo todo.


Sin dominio, pero al acecho del gol

No es casualidad que los dos mejores partidos del United está temporada han sido frente a dos de los grandes de la Premier (Chelsea y Liverpool). Los "red devils" se gustan cuando ceden el balón, esperan atrás y salen rápido con dos puñales como Rashford y Daniel James. El galés es la gran sensación de la temporada en Old Trafford. Velocidad, atrevimiento, descaro y, sobretodo, ganas. Y si a todo ello le sumas una gran calidad...sale un jugador de su talla. Jovencito, pero con el puesto de titular más que asegurado - ganado por méritos propios. Volviendo al partido, el United está cómodo sin balón. Y eso propició que a lo largo de los primeros 50-60 minutos se supiera superior en cuanto a peligro y, a partir del minuto 36, también, en el marcador. Un centro lateral de Daniel James medido al área pequeña para que Rashford, tras una gran finta en el desmarque sobre Van Dijk, rematara a placer con un sutil toque con el exterior de su bota derecha. 1-0 en el marcador con un Klopp desquiciado. El VAR decidió que en la acción previa al gol, el contacto entre Lindelof y Origi no era suficiente como para decretar falta. Un Liverpool sin ideas, más allá de las incesantes diagonales de Mane, se iba al descanso viendo como podía caer derrotado por primera vez en la presente campaña.

Fuente: @manutd / El gol de Rashford hizo estallar a Old Trafford


El cansancio llegó...y el gol visitante, también

Salió el United, de nuevo, muy fuerte en la presión. Solksjaer sabía que un gol tempranero al regresar al césped podía decantar el partido. El Liverpool, en los primeros 15 minutos, tuvo más del 70% de la posesión. Sin embargo, esta fue inútil. Prácticamente no pasaban del medio del campo. Pero la presión implica cansancio, problemas para replegar rápido, errores no forzados en salida de balón...y, ante el Liverpool, eso te mata. El primer centro de todo el partido, al que Wan Bissaka no logró llegar debido a la fátiga, acabó en gol. Robertson hizo lo suyo: levantó la cabeza y la puso a media altura, al borde del área pequeña. Entre piernas locales se paseó un balón que nadie fue capaz de interceptar y Lallana, uno de los cambios de Klopp, hizo lo mismo que Rashford: empujarla al fondo de las mallas.

A raíz del gol, el Liverpool se creció. El asedio sobre la portería custodiada por David De Gea era constante y parecía que el gol de la remontada era cuestión de minutos. Pero no llegó.

El Liverpool se dejó dos puntos ante un sólido United en Old Trafford. El liderato, por el momento, no peligra. Cinco puntos de diferencia respecto al City - que si cumplió. El derbi inglés fue más de lo que se esperaba. Un buen espectáculo que cumplió con la profecía de los últimos encuentros: cinco empates en los últimos siete enfrentamientos.



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