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Pasión Roja a 12.000km de Avellaneda

Hace unos días fuimos a hablar con Marcelo Iozzi. Marcelo es el vicepresidente de la peña que Independiente de Avellaneda tiene en Barcelona. Inevitablemente hablamos mucho de fútbol y, sobre todo, mucho de Independiente. Pero es imposible entender qué lleva a un grupo de gente a montar una peña de este tipo a 12.000 kilómetros de casa si antes no entiendes qué significa, de verdad, amar a un equipo de fútbol. En esta primera parte, porque van a haber más, me gustaría hablar de ello. De la pasión que provoca el fútbol. Requisito indispensable para entender lo que vendrá después.

FUENTE: @tdedescuento90 / Marcelo Iozzi, vicepresidente De la Peña de Independiente en Barcelona


"El secreto de tus ojos"

Casi al final de nuestra charla, Marcelo me recordaba una película, “El secreto de tus ojos”, en ella los policías que persiguen al maleante de turno deciden que el mejor lugar para dar con él es en la cancha en la que juega su equipo de fútbol. El tipo ha cambiado de vida, de rutinas, de aficiones, de todo lo cambiable para que no lo pillen. ¿De todo? Imposible. De su equipo de fútbol no puede. Es lo único que sigue constante en su intento de ser otro. Los policías lo saben, como lo sabe cualquier buen aficionado a un equipo de fútbol, y es ahí donde van a su encuentro. Sin duda a muchos nos hubieran pillado por ahí. A Marcelo también.

Marcelo se vino a Barcelona hace ya mucho tiempo, a principios de siglo, dejando atrás un país asediado, una vez más, la penúltima o la antepenúltima, por una crisis económica que hacía complicada la vida ahí. En Barcelona empezó una nueva vida con su familia, se adaptó rápido, encontró su lugar y no piensa volver. Pero no todo fue fácil. De lo más complicado, dejar atrás su pasión, Independiente de Avellaneda. Marcelo me contó como sentía la necesidad de dar con gente de Independiente que estuvieran por acá, sentir ese calor que solo encuentras cuando estás con los tuyos. Y los de tu equipo, por supuesto, son los tuyos. Pero si os parece bien vamos a dejar, de momento, los avatares que llevaron a la formación y a la consolidación de la peña de Independiente en Barcelona y vamos a hablar, como decíamos más arriba, de cómo se forja una pasión tal que te lleva a buscar a los tuyos tan lejos de casa.

Para empezar a entenderlo, y con permiso de Marcelo, vamos a ir atrás en el tiempo. Al momento en que un niño de 10 años hace el viaje en sentido contrario al que hará su hijo, y emigra de Europa, de Italia concretamente, a Buenos Aires. Como muchos italianos llega al barrio de la Boca, pero al contrario de muchos otros no hincha por Boca Juniors. El padre de Marcelo, al que no le gusta demasiado el fútbol, hace un amigo que le lleva a ver un partido de Independiente y ahí empieza todo. Ese Independiente de los 40 y de los 50 era un gran equipo, pero lo que recuerda Marcelo es que su padre vio jugar con Independiente a una leyenda, a Arsenio Erico. Erico era un paraguayo que llegó a Independiente en el año 1934. Erico fue descubierto con 19 años mientras jugaba con un equipo de la Cruz Roja que se encontraba de gira por Argentina intentando recaudar fondos para paliar las desgracias que la guerra entre Paraguay y Bolivia había traído. Arsenio Erico no fue poca cosa. Está considerado el mejor jugador de la historia de Paraguay y, aun hoy en día, casi 80 años después, sigue siendo el máximo goleador de la historia del fútbol argentino. Y a Arsenio Erico le vio jugar el padre de Marcelo. Y eso marca. Es imposible dejar de ser de un equipo que ha tenido un jugador así. Y si además, como en el caso de Marcelo, tu padre te cuenta que le vio jugar, que le apodaban el saltarín y que nadie podía ni siquiera tocarlo, no tienes más remedio, tú también, que hinchar por ese equipo en el que ha jugado ese jugador mítico. Y es por ello que una parte del amor que uno siente por su equipo de fútbol viene de herencia. Si alguien a quien quieres te cuenta historias de este tipo no te queda otra que amar a ese club.

FUENTE: Marca Claro Argentina / El Libertadores de América, sede de Independiente


Bochini y la locura del 78

Pero hay más. Hay otra historia épica, quizá una de las más épicas no ya del fútbol argentino sino del fútbol mundial. Esta Marcelo la vivió y la cuenta en primera persona. Vivir algo así explica que ya no puede haber marcha atrás, que aunque te vayas a vivir a otro continente, incluso a otro planeta, esa pasión te la vas a llevar contigo. Porque Independiente es el protagonista de una de las mayores hazañas del fútbol argentino y también del fútbol mundial.

Para ponernos en contexto, que siempre importa, pero en esta historia importa más, debemos ir a la Argentina de principios del 78, unos meses antes del Mundial, en plena dictadura del general Videla. Para seguir con el contexto, y esto no va a sorprender a nadie, Argentina tenía ya entonces una estructura de torneo muy particular. Se jugaba el torneo Metropolitano y el torneo Nacional en un formato que variaba casi de temporada en temporada. Ese año 78 llegaron a la final del torneo Nacional, Independiente y Talleres de Córdoba. Si bien Talleres era el equipo pequeño, ese que normalmente despierta simpatías cuando juega con un grande como Independiente, había en esa ocasión un condicionante que relativizaba esto. Sucedía que el presidente de Talleres en esos años, Amadeo Nucceteli, era amigo de Luciano Menéndez. Menéndez no era un cualquiera. Era la cara visible de la dictadura en la provincia de Córdoba y entendía que un triunfo de Talleres en el torneo Nacional podría irle muy bien para promocionarse políticamente. Así, después de un empate a uno en Avellaneda, que con el valor doble de los goles en campo contrario daba ventaja a Talleres, la final se trasladó a Córdoba. Quizá fue casualidad, pero ese día el árbitro dio un gol con la mano y pitó un penalti polémico, todo a favor de Talleres. Para rematar la faena expulsó a tres jugadores de Independiente. El equipo no abandonó el campo porque Pastoriza, el entrenador, les instó a seguir jugando y el Rojo, que había marcado primero, siguió en la cancha. El 2 a 1 daba el título a Talleres y jugando contra ocho los últimos 15 minutos, ciertamente, lo tenían en su mano. Pero es ahí donde aparece esa épica que te obliga, como en el caso de Marcelo, a ligarte a unos colores para siempre. Bochini, quizá el mayor talento del fútbol argentino en esos años en los que Maradona empezaba a despuntar, agarró una pelota que incrustó en la red de Talleres para dar a Independiente su título más épico. Ahora es más sencillo entender que alguien que vivió eso lleve a cuestas su pasión por el mundo. Y aunque hace mucho tiempo que Independiente da más sinsabores que alegrías, ya es tarde. La pasión roja ya la llevas contigo.

FUENTE: @tdedescuento90 / Merchandising de Independiente en Barcelona


Y ahora sí. Ahora que ya somos todos un poco más de Independiente, sería el momento de saber más sobre esta peña de la que Marcelo es vicepresidente, pero vamos a esperar un poco, unos días para seguir contando esta historia. Aun así y antes de la pausa, estaría bien recordar que ese maleante de la película de la que hablábamos al principio no podía ser más que hincha de Racing de Avellaneda, gran rival del Rojo, y que el director de la película, Juan José Campanella, por supuesto, es fanático de Independiente. Era evidente que el malo iba a caer. Eso merece una invitación ya a Barcelona para Campanella ¿no te parece Marcelo?

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